
- Miedo, autoestima, estigmas sociales, presión familiar, género, cultura y desconfianza son algunos de los factores que influyen en nuestra desición de pedir ayuda a un profesional de la conducta humana.
¿Pedir o no pedir ayuda de un psicólogo? Se ha convertido en un dilema al que muchas personas se enfrentan cuando han evaluado la posibilidad de recurrir a un psicólogo. Por lo general, las personas recurren a un especialista como último recurso, cuando los intentos por dejar de sentir ese malestar interno o no tener la vida que se esperaban, no han tenido los resultados esperados.
Expertos han tratado de encontrar las razones de las personas que sí consideran asistir con un especialista, pero al final no se atreven a dar el siguiente paso. Estudios de la American Counseling Association encontraron cuatro razones por las cuales evadimos acudir con un especialista de la salud mental:
“Si voy con el psicólogo, la gente va a pensar que estoy loco o soy débil“ El estigma social, es la principal razón por lo cual no nos decidimos acudir con un psicólogo. Es el miedo o vergüenza ante los juicios y opiniones de los demás porque las tendencias sociales imponen calificativos negativos a los individuos que experimentan problemas en la manera en cómo se relacionan o manejan sus sentimientos. Entre los adjetivos más comunes se encuentran: ser indolente, estar siempre a la defensiva, dependiente, inseguro, triste, insociable, carecen de control en sus emociones y trastornados.
“No le veo el sentido de hablar acerca de situaciones dolorosas “ Otro de los factores es la evasión. Buscar ayuda profesional involucra hablar acerca de situaciones dolorosas, expresar los sentimientos reprimidos y volver a vivir emociones fuertes. La evidencia científica demuestra que las personas más reunentes a buscar apoyo psicológico son las que tienen dificultades para expresar sus sentimientos y emociones.
“Los psicólogos no sirven, sólo es una pérdida de tiempo y dinero ¿qué me puede decir una persona extraña acerca de mi persona? Por lo general, las personas no encuentran el sentido o beneficio de una terapia. Por otra parte, existe el temor que al abrirse y compartir sus más intimos pensamientos y sentimientos puedan ser incomprendidos, ignorados y juzgados.
“En mi familia, nunca ha habído la necesidad de asistir con un psicólogo, ni la habrá“ Las actitudes u opiniones de los familiares o amigos más cercanos tienen un impacto directo en la desición de pedir ayuda psicológica. Si un familiar afirma que acudir con un psicólogo es cuestión de “locos“ y “enfermos“ el miembro de la familia que quiera o necesite ayuda, tenderá a pensar lo mismo. Por el otro lado, si se cuenta con una red social donde se apoye o apruebe este tipo de acciones, la persona tiene mayor probabilidad de buscarla.
Estudios han encontrado que el 92% de las personas que han decidido buscar ayuda, lo han consultado con sus familiares o amigos más cercanos, mientras que el 62% que no han buscado ayuda afirman que han platicado con al menos una persona cercana o familiar de sus problemas y más del 60% afirmó que se sentiría avergonzado sin un familiar cercano se enterará que se pidió ayuda psicológica.
Otros factores como el género, edad, escolaridad y cultura son también factores importantes a considerar. Las mujeres tienden a presentar actitudes más positivas acerca de buscar ayuda de un profesional a diferencia de los hombres. Incluso si los diagnositicos no son severos. Sin embargo, los hombres buscan ayuda cuando presentan niveles de estrés extremos.
Buscar ayuda profesional puede no estar de acuerdo con ciertos valores culturales, sobre todo en aquellas culturas donde el tejido social es cerrado. Los jóvenes mayores de 20 años que cuentan con una educación universitaria presentan mejores actitudes referentes a la búsqueda de ayuda profesional.
- Asociación Americana de Psicología
- http://www.psychologytoday.com
- Asociación Americana de Asesoramiento revista: Journal of Counseling and Development, 2007